miércoles, 24 de agosto de 2011

Nueva York lanza una campaña para convertirse en la meca mundial de los matrimonios gays

El Ayuntamiento de Nueva York se ha sumado a la fiebre de los matrimonios gays con una campaña que lanzará en los próximos días -'NYC I Do'- y con la que aspira a convertir la ciudad en meca para las parejas del mismo sexo.


La campaña intentará promocionar Nueva York como lugar ideal no sólo para bodas, sino para celebraciones y lunas de miel, con escenarios incomparables como Central Park o el observatorio del Empire State.
Según un estudio del Senado de Nueva York, las bodas gays pueden suponer una inyección de hasta 391 millones de dólares y extender el alcance de la industria turística en la ciudad. Se calcula que en el mismo período de tiempo podrán casarse hasta 66.000 parejas del mismo sexo en Nueva York, provenientes de gran parte del país.
Las tiendas de trajes de boda y de arreglos florales, los salones de celebraciones, los servicios de banquetes y 'catering' y el gremio de los maquilladores y peluqueros serán algunos de los principales beneficiarios. Entre ellos, Klienfeld Bridal, uno de los mayores emporios de moda de la ciudad.
Randy Fenoli, diseñador y director de moda de Kleinfeld Bridal, ha alcanzado la fama nacional gracias al reality show 'Say yes to the dress', donde se le ve mayormente rodeado de mujeres al borde un ataque de nervios, intentado encajar a tiempo en sus trajes de bodas...
"Es curioso, porque en las últimas semanas hemos tenido parejas de lesbianas, pero casi ninguna pareja de hombres", presume y se lamenta al mismo tiempo.
"Entre ellas se estila que una vista traje oscuro y que la otra vaya de blanco, aunque no faltan quienes quieren ir las dos de novia. Eso sí, de ellos no te puedo decir mucho, quizás tengamos que hacer un esfuerzo para que entierren los prejuicios y vengan a vestirse de boda".
Aunque en el fondo, y pese a la satisfacción que le produce que llegue el momento del 'I do' para las parejas homosexuales, Fenoli no acaba de compartir esa prisa desbocada por legitimar la situación: "Yo llevo seis años con mi compañero y, personalmente, el último lugar donde me casaría sería Nueva York, y más con lo que cuesta aquí una boda. Yo me iría a una isla solitaria, con diez invitados como mucho, y punto".
Kleinfeld Bridal, situada estratégicamente en Chelsea, se ha convertido en el reclamo obligado para las bodas gays, aunque la clientela es abrumadoramente 'clásica' o heterosexual (en torno a cien parejas por día) y ha habido que recurrir a 'consejeros' para parejas del mismo sexo para que no se sientan intimidados en esta especie de palacio de las novias (los novios, más discretos, tienen sastrería propia en el sótano).
Randy Fenoli da en cualquier caso la bienvenida al supuesto 'boom' económico de las bodas gays, que según un reciente estudio puede reportar hasta 391 millones de ingresos en los próximos tres años al estado de Nueva York.
Se calcula que hasta 66.000 parejas gays pueden formalizar su situación en un estado donde el coste aproximado de una boda oscila entre los 10.000 y los 50.000 dólares (del traje al banquete, pasando por la recepción o los adornos florales).
El Ayuntamiento se sumará en los próximos días a la fiebre con 'NYC I Do', una campaña que aspira a promocionar Nueva York como destino para parejas gays: primero se formaliza la relación y después se celebra aquí mismo la luna de miel.
"Estamos ante un hecho histórico que va a crear además grandes oportunidades económicas en la industria turística de Nueva York, que ya genera al año 31.000 millones de dólares".

Fuente: http://www.elmundo.es/

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