El velo de novia es el complemento de tul u organza que luce la futura desposada durante las ceremonias religiosas de boda. La tradición dicta que el velo debe cubrir la cara de la novia hasta que se ha realizado la unión. En este momento, el novio lo levanta y besa a la novia.
El velo simboliza la virginidad, la modestia y la inocencia de la novia, de ahí su color, aunque en algunos lugares se utiliza el azul como símbolo de la Virgen María.
Existen otros accesorios que pueden utilizarse en lugar del velo, como ser las tiaras, sombreros y tocados. Pero indudablemente el uso del velo no en vano ha perdurado por tanto tiempo y sigue tan vigente en nuestros días. El velo es un símbolo de categoría, femineidad y clase inigualable.
El velo de novia por superstición y tradición.
Además del característico traje blanco, el velo es el sello indiscutible del atuendo que viste a una novia. No hay otro complemento que enaltezca y categorice tanto a la novia como lo hace el velo, el cual ha sido una parte muy importante de la vestimenta nupcial desde hace siglos. El uso de velo por parte de las mujeres es una costumbre que tiene su orígen entre las culturas del antiguo Imperio Romano y los Griegos. En sus orígenes se utilizaba de manera supersticiosa, ya que se creía que el velo podía ahuyentar a los malos espíritus y demonios, manteniendo así a las mujeres fuera de peligro y siempre en buena predisposición para el esposo. A fines del Siglo XVIII el velo obtuvo gran popularidad en los Estados Unidos. Nellie, la hija del propio presidente George Washington utilizó el velo en presentaciones públicas logrando realzar su belleza y despertando admiración en los asistentes del mandatario. Más tarde Nellie utilizaría un velo de encaje blanco en ocasión de su boda.
La tradición del velo continúa hoy día con una magnífica gama de variantes y detalles personales y siempre se combinan con el traje de la novia. El blanco es el color que representa la pureza, y es por eso que la tradición lo ha identificado con el acto nupcial. La forma y diseño de los velos puede variar desde lo más simple hasta lo más elaborado y lleno de detalles. El largo del velo es también una característica que se deja librada al gusto y posibilidad de la novia, desde los que llegan al codo hasta los que poseen extensiones que caen hasta la cola del vestido. Pero los trajes y el velo además de combinar deben mantener una correspondencia con la apariencia general de la novia. Un diseñador/ra o modisto/a son las personas idóneas para encontrar una combinación y diseño acorde con la figura de cada novia en particular. Es muy importante que el velo no compita con el vestido sino que lo acompañe como un complemento destacado pero siempre cediendo el protagonismo al vestido de la novia. Hay muchas tienda donde la novia puede probarse el vestido y también el velo, y tomarse el tiempo para buscar una combinación ideal es fundamental. Siempre es aconsejable elegir el traje y el velo junto a otras personas, amiga o familiar que nos ayude a observarnos con él puesto desde distintos ángulos y distancias. Asegúrate de tener un espejo amplio donde puedas verte en movimiento y a distintas distancias. Aquellas novias que elijan un velo largo deben tomarse el tiempo para practicar caminar con ambos, el vestido y el velo, a fin de acostumbrarse a no tropezar y acostumbrarse a moverse con ese complemento. El día de la boda la novia debe haber aprendido a maniobrar con su vestido y su velo para no tener que estar tan pendiente de sus movimientos. Aún siendo el velo una tradición tan fuertemente arraigada en la costumbre de las bodas, su uso no es obligatorio a menos que por alguna razón el templo o iglesia exija su uso.
En algunas culturas asiáticas y del Medio Oriente el velo se llevaba para ocultar completamente la cara de la novia a un novio que jamás la había visto. Solamente después de la ceremonia se le permitía al novio levantar el velo para ver el rostro de su nueva esposa. En la religión islámica la mujer debe cubrir su cabeza con un velo negro como símbolo de respeto a Mahoma. Según otras tradiciones, por ejemplo la romana, el velo protegía a la novia de malos espíritus, a los que se pensaba, es vulnerable. Se hizo popular en Inglaterra en los años 800. Fue allí donde se le asoció con la modestia y la castidad.
En la actualidad, hay novias que se ponen velo y cuando el cura dice aquello de “ahora ya puede besar a la novia”, el novio levanta el velo de la novia y lo aparta para atrás. En Oriente, hoy en día, todavía se usa para tapar la cara de la novia a la que el novio no ha visto nunca. El velo se retira una vez acabada la ceremonia.
Un poco de historia.
El primer caso de velo para las mujeres se registra en un texto legal asirio del s. XIII A.dC. que restringió su uso a las mujeres nobles y prohibió a prostitutas y a mujeres del campo común adoptarlo. Los textos griegos también han hablado del velo y del aislamiento de las mujeres que son practicadas entre la élite persa. Las estatuas de Persépolis representa a mujeres cubiertas por el velo y descubiertas en lo que parece ser considerado una cualidad de un estatus superior.Por siglos, las mujeres han usado velos finos, pero solamente bajo ciertas circunstancias. A veces, un velo de este tipo se ponía encima y se fijaba al gorro o sombrero de una mujer durante el luto, especialmente en el entierro y durante el período subsecuente alto luto. También habrían sido utilizados, como alternativa a una máscara, como método simple de ocultar la identidad de una mujer que viajaba al encuentro de un amante o haciendo cualquier cosa que ella no quisiera que la gente de alrededor descubriera.
Más pragmáticamente, los velos también fueron usados a veces para proteger la tez contra daño del sol y del viento (cuando la piel sin curtir estaba de moda), o para resguardar la cara de una mujer del polvo.
Hasta el Concilio Vaticano II la mujer solía cubrirse la cabeza con un velo al entrar a un templo (una iglesia). Esta tradición sigue en vigor en las iglesias ortodoxas.
fuente: http://www.publicalpha.com/
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